Día de pesca, Día libre (Libre)

Había convertido una roca en un pequeño dragón con el hechizo que mi tío me había enseñado, tal como me dijo era dificil mantenerlo "adiestrado" pero con un poco de pericia lo había logrado, ya había pasado una semana desde que lo convertí y decidí ponerle por nombre Crunkker, si bien había sido una roca ahora era un pequeño colacuerno muy hambriento y para colmo su comida preferida era el pescado, por lo que tome mi caña y con Crunkker al hombro y Erkken en el bolso me dispuse a ir por algo de comida y porque no despejarme un poco también.

Erkken mi hurón, y Crunkker no se llevaban de lo mejor pero podían coexistir tranquilos. Crunkker medía 50 cm de largo con la cola incluída y veinte centímetros de alto, como no poseía lechuza (Ya que no eran de mis favoritas) le enseñé a Crunkker a ser mensajero, claro que varias cartas terminaron hechas cenizas en un principio pero luego se le dió bien, aunque a veces se distraía cazando insectos lo cual hacia que la carta tardara un poco más de lo debido.

Me crucé con algunos compañeros los cuales adoraban a mi pequeño dragón mascota, y los saludé con una sonrisa mientras salía del castillo, un dragón era ilegal pero nadie dije nada de una roca que haya sido transformada, además vamos, no era nada letal para un humano, quizás si podría apañarselas para poder fastidiar a un animal pero nada serio, o eso creo.

Hoy tenía toda la tarde para poder descansar y relajarme, aunque no lo parezca no solo los humanos aman las grageas de todos los sabores a muchos peces pequeños les gusta, y antes de rebuscarmela buscando lombrices preferí traer una bolsa de grageas las cuales me servirían de carnada, dí un pequeño silvido y Crunkker voló de mi hombro hacia el cesped al cual hecho fuego convirtiendolo en un pequeño circulo de cenizas donde se acostó hecho una pequeña rosca con escamas, Erkken por el contrario saltó del bolso hacia el cesped y esperó a que me sentara en este para recostarse a mi lado, respiré profundamente y sentí la brisa que corría por aquel lugar, una paz incomparable.

Tomé el anzuelo y clavé dos grageas, para luego agitar la caña y arrojar la linea al agua para luego recostarme sobre el tronco que estaba a mis espaldas y disfrutar de aquella tranquilidad.

Estaba bastante relajada este día, estaba en la biblioteca terminando de leer una novela de terror que había captado mi gusto y el final fue simplemente épico.
Cerré el libro lentamente y con un suspiro de satisfacción me levanté y lo guarde en su lugar.

Me estire un poco y decidí caminar por el colegio, hoy era un día hermoso seguramente iba a dirigirme a los lagos a sentarme y admirar el paisaje.
Salí de la biblioteca y me dirigí a mi destino deseado, caminaba con pasos apurados por lo que no tarde mucho en salir y llegar.

Como había dicho, hoy era un día hermoso y soleado pero cuando iba a acercarme al borde del lago y sentarme vi algo que llamo muchísimo mi atención.
Un chico de Hufflepuff y otra chica de Ravenclaw, pero eso no fue lo que casi me corta la respiración.
Un pequeño y hermoso Dragón estaba junto al chico, por su aspecto parecía un colacuerno, era tan bonito que queria agarrarlo y abrazarlo.
Mis ojos se abrieron y decidí acercarme al dúo, amaba los dragones y básicamente eran las criaturas que representaban a mi familia así que no pude mantenerme lejos de aquel fascinante ser. Fue como un imán para mi.

Me acerque con cautela intentando no asustar al duo por mi brusca aparición, siempre me decian que soy muy silenciosa y suelo asustar a la gente cuando me acerco por sus espaldas asi que tuve cuidado. Al parecer los chicos se estaban presentando. Tosí un poco para llamar la atención y con una mirada bastante curiosa dije:

- Hola... disculpa pero eso que tienes ahí es un cola cuerno? es precioso, donde lo conseguiste?- dije con aún más curiosidad. Me di cuenta que no me presente y con una cachetada mental por mi falta de educación agregue:

- Me llamo Abyzou y ustedes?- termine de saludar con una voz  y un gesto elegante.

La tarde iba avanzando y los peces aún seguían sin aparecer, quizás eso le pasaba por perezoso y no haber salido de madrugada a por la comida de su pequeño dragón. Pero ya que con que sacara dos Crunkker estaría más que satisfecho por unos dos o tres días.

Erkken se estiró y bostezó antes de correr rápidamente hacia mis piernas y acurrucarse entre ellas para luego asomar su cabeza y observar a un costado, noté que Crunk también levantó su pequeña cabeza pero luego la bajó y siguió durmiendo, contrario a Erkken que era algo cobarde, Crunkker le restaba importancia a las cosas que pasaban a su alrededor a no ser que le hicieran enfadar, típico de un dragón.

Me asomé por el costado del árbol y la razón para que ambos se alarmen era porque una chica (Pareciera ser de Ravenclaw) se acercó hasta quedar cerca de mi pequeño colacuerno.
“Es muy hermoso. Cual es su nombre?”

Preguntó la chica, tal como le gustaba a Crunkker había logrado captar la atención de alguien más, raro pero este dragón tenía una increíble personalidad, presumido, celoso, algo gruñón pero dentro de todo agradable, exceptuando esto último características propias de un Colacuerno libre.

-Su nombre es Crunkker.-

Ni bien terminé de comentar el nombre de mi pequeño compañero una nueva chica llegó al lago, también interesada en Crunk, el cual no se mosqueba siquiera ante la llegada de ambas chicas, seguía durmiendo y mientras lo hacía debido a la temperatura de su piel mantenía las cenizas que lo rodeaban encendidas en pequeñas brasas.
Debido a su pregunta recuerdo que mi tío me dijo que no enseñara el hechizo, ya que se necesitaba un alto nivel en transformaciones para lograrlo, no querían dragones miniatura a medias tintas rondando por el mundo. Por lo que opté por la respuesta más segura.

-Si es un Colacuerno Húngaro, mi tío me lo obsequió.-

Comenté observándolo dormir y sonriendo de costado, algo había picado levemente en la línea, por lo que me coloqué un guante de cuero y comencé a traer el sedal rápidamente para tener en el anzuelo una pequeña carpa la cual Crunkker olfateó rápidamente, aquello fue lo único que hizo que el pequeño se levantara en vuelo y anduviera en círculos en el aire sobre el lago hasta que el pez estuvo fuera del agua. Ni bien le quité el anzuelo lo lancé al aire y Crunkker lo atrapó rápidamente para llevárselo celoso y mezquino hacia una rama en un árbol donde luego irguió la cabeza como si lo hubiera cazado y estuviera exhibiendo su botín.

Luego de colocar una gragea más en el anzuelo y volver a lanzar la línea al agua observé a ambas chicas.

-¿Disfrutando un soleado día libre?, por cierto un gusto Abyzou, mi nombre es Kheldeem… y tú… eres…-

Susurró levemente esperando una respuesta de parte de la chica de Ravenclaw.

Estaba completamente embelesada con aquel dragón, el nombre me parecía que le encajaba muy bien pero no lo admití en voz alta. La manera en la que jugaba con su comida solo lo hacía verse más adorable de lo que ya era.

La chica Ravenclaw salió de su transe, al parecer ella también sentía lo mismo por el pequeño reptil. Su nombre al parecer era MaryAnne, yo la mire y hice un pequeño gesto con la cabeza como saludándola.
La chica hizo un hechizo bastante peculiar... en un cuenco trasfiguró los pétalos de una flor en unos peces que luego con el hechizo Engorgio los hizo más grandes. El dragón parecía contento con el regalo de MaryAnne y no perdió tiempo en devorar y jugar con los peces.

Mire durante un rato, había un pequeño silencio incomodo mientras el dragoncito comía su comida, así que decidí romper un poco el hielo además de que sospechaba que no era esa la manera que consiguió a su dragón, nunca lo hubieran dejado pasar porque Hogwarts es insoportable con los registros de maletas o mascotas.
Pero decidí dejar mi curiosidad de lado por un momento y simplemente empecé una charla amistosa.

- ¿Tú tienes alguna mascota?- dije mirando a la chica de Ravenclaw.

Sonreí al ver como MaryAnne utilizaba un hechizo de transfiguración y luego el encantamiento Engorgio para brindarle un gran banquete a Crunkker, con el que acaba de comer y el resto de los peces que le obsequió MaryAnne no me sorprendería que luego con tanto en la barriga no pudiera volar. Solté una pequeña risa pero luego sonreí y con un silbido llamé a Crunk quien rápidamente después de devorar los peces bajó a rastras clavando las uñas en la corteza del árbol y caminando por el suelo, lo sabía… no podía levantar vuelo, y allí es cuando estallé en risas.

-Eso te pasa por ambicioso y querer comer todo, y… creo que si le gustaron.-

Respondí al comentario de la chica de Ravenclaw con una sonrisa y observaba a mi pequeño dragón suspirar pesadamente mientras se echaba sobre el césped con las patas hacia un costado y dormía relajadamente. Erkken por su parte solo asomaba su cabeza por entre mis piernas y luego salió de allí para acurrucarse junto a Crunkker, el pequeño hurón adoraba el calor que Crunk pudiera brindarle.
Levanté la vista ante la pregunta de la chica de Slytherin y observé a MaryAnne a la expectativa de la respuesta que fuera a dar.
Las lechuzas, sapos, gatos, o serpientes eran mascotas populares entre los alumnos, a excepción mía que elegí un dragón y un hurón, interesante combinación… y menos mal que el tamaño de Crunkker y Erkken era similar, de otro modo no sé como podrían llevarse relativamente bien, y pensando en ello.

-Lo siento… Ese que ven allí… es Erkken.-

Sonreí, y señalé a mi pequeño amigo peludo, como solía pasar Crunk había robado toda la atención pero eso no quitaba que Erkken fuera amigable, algo cobarde si… pero amigable de todos modos.

Sonreí al escuchar a ambas y asentí aprobando lo que contaba abyzou.

-Los animales suelen ser mucho más agradecidos de lo que podría llegar a ser una persona.-, recordé las veces en las que ayudaba a Erkken porque se quedaba trabado en un lugar o porque quería alguna baya, el pequeño era muy ansioso y solía meterse en problemas pero al ser algo miedoso el mínimo de los ruidos lo ponía nervioso y por ende en aprietos.

Estiré mis brazos suspirando para luego sacar mi varita y tocar la caña la cual se contrajo y enrolló la tanza sola, estaba claro que Crunk ya había comido demasiado por hoy, dejé la caña a un lado y me giré sentado con las piernas cruzadas en dirección hacia donde estaban las chicas y sonreí una vez más.

-Entonces tu eres de Ravenclaw… y tu de Slytherin.-
Dije señalando suavemente por lo bajo a cada una, pero me quedé pensativo por un momento.

-¿Pero a qué año pertenecen cada una?-


Luego de terminar de hablar abrí los ojos rápidamente y me apresuré a agregar.

-Yo soy de Hufflepuff, creo que eso lo saben, y estoy en quinto año…-
Estaba ansioso por saber aquello ya que tal vez explicaría el porqué no las había visto antes… aunque claro tenía un pequeño recuerdo de haber visto a Maryanne en el gran comedor y los pasillos.

Siendo obvios, una chica que resaltaba tanto como ella era difícil de ignorar.

Erkken ni tímido o perezoso no espero que le diera permiso antes la petición de la chica de Ravenclaw y se alejó mis piernas para acercarse a ella lentamente sin antes olfatearla un poco, si había algo que tenía el pequeño Hurón es que era muy perceptivo y pareció percibir algo bueno en Maryanne ya que se acercó sin problemas. Lo que es más se mostró muy confianzudo y se recostó junto a sus piernas.
Sonreí al ver esto.

-¿Sabes? Es extraño verlo comportarse de esa manera, ya que suele ser algo cobarde y tímido… parece… que ya ha hecho una amiga.-


Comenté sonriendo, Erkken no se dejaba alzar siquiera por algunos compañeros de mi casa, e incluso ni con Phoenix, la cual le traía golosinas para hurón de vez en cuando quizás dejaba que le de alguna que otra caricia, pero estar en sus brazos nunca.

Me quede callada mientras la chica contestaba a la pregunta del joven, mis ojos se cerraron unos segundo disfrutando del suave viento que golpeaba mi rostro. Llevaba el pelo suelto, cosa no muy usual ya que era tan largo que no solía usarlo de esa forma, pero prefería usarlo así por un tiempo solo para joderle la existencia a las profesoras que exigían que me lo atara y porque era más cómodo de esa manera, yo hago lo que quiera con mi pelo.

Cuando salí de mis pensamientos me di cuenta de que los chicos esperaban mi respuesta. Conteste con un poco de humor - Bueno...creo que ya con lo de mi pequeña serpiente les di una pista bastante grande, como ya sabe soy de Slytherin, y estoy en sexto también - termine de decir mirando a la chica de ravenclaw quien se encontraba relajada con el hurón entre sus piernas. Casi se me escapa una pequeña risa algo burlona, aquel animal le recordaba a cierta familia rubia oxigenada, pero pensándolo bien aquel hurón era muchísimo mas simpático...e inteligente.

- Tal vez absorbe la energía o emociones del dueño - dije sin prestar mucha atención, mis ojos ahora se habían dirigido al dragón que estaba acostado boca arriba como un perrito, lo siento, pero el Casquete polar que tenía por corazón no pudo resistirse a tanta ternura. Me acerque con cautela al pequeño y me arrodille a su lado, mi mano se quedó suspendida en el aire esperando a que el dragoncito aceptara mi caricia. Ellos eran seres bastantes volátiles, podía pasar de ser un amor a arrancarme la mano de un mordisco.

- Ven...- dije suavemente mientras acercaba con cuidado un poco más mi mano a su cabeza, hasta que finalmente lo toque y acaricie con casi cariño su diminuto cuerpo.